Gintoki Sakata en el universo de Deadpool: cuando dos leyendas del caos se encuentran y nada vuelve a tener sentido.

Imagina por un momento que el protagonista más flojo, cínico, descarado y emocionalmente inestable de Gintama cayera en una dimensión en la que el absurdo es ley, las reglas se rompen con estilo, y la violencia convive con el humor negro.

De por sí era ya era bastante gracioso y caótico ver a Gintoki Sakata, el samurái desempleado más carismático y desastroso del anime actuar solo, espera a imaginarlo cruzando dimensiones para aterrizar en el multiverso de Deadpool.

Gintoki se sentiría en casa desde el primer momento, pero no como héroe. Como algo aún más raro: como el tipo que sobrevive sin querer salvar a nadie y, aun así, termina siendo el más humano de todos. Su espada sería de acero forjado y sus ojos ya no tendrían ese brillo caricaturesco, sino el cansancio real de alguien que ha perdido más batallas emocionales que físicas. Lo interesante es que este Gintoki realista no es invencible, sangra, se cansa,
no tiene regeneración ni poderes sobrenaturales.

En un universo saturado de mutantes, antihéroes y explosiones, él sería el tipo que se sienta a comer pan de melón en medio del caos y aun así, termina robándose la escena.

Entraría por accidente, tal vez persiguiendo un cupón de descuento para el parfait de fresa, y sin saber cómo, estaría caminando por una ciudad plagada de superhéroes y villanos… preguntando si hay Wi-Fi gratuito. En su versión realista.

Gintoki no perdería su esencia. El cabello blanco seguiría tan revuelto como su agenda financiera, su espada parecería más oxidada que útil, y su actitud seguiría siendo la de alguien que puede salvar el mundo, si no está ocupado durmiendo la siesta.

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El encuentro con Deadpool sería un evento universal. Al principio se odiarían, serían dos polos opuestos que se entienden demasiado bien. Ambos quieren el protagonismo, ambos hablan demasiado, y ambos tienen la molesta costumbre de romper la cuarta pared cada cinco minutos. Aunque con el tiempo Deadpool lo amaría. Literalmente lo reclutaría para
formar un dúo cómico.

Gintoki haría lo que siempre hace: metería la pata para luego salvarlo todo de una forma tan ridícula como efectiva. Mientras Deadpool haría chistes de anime sin sentido, Gintoki respondería con referencias tan locales que sol él entendería. Claramente, sabrían que están dentro de algo más grande.

En este multiverso, Gintoki encajaría como el tipo que salva el día sin que nadie se lo pida. El que se burla del sistema mientras carga el peso de haber perdido cosas que ya no puede recuperar. Porque, al igual que Deadpool, Gintoki también está roto. Solo que disimula con chistes malos y sarcasmo pasivo-agresivo.

Las escenas serían una locura. Gintoki intentando entender por qué Deadpool le dispara a su propio narrador. Deadpool preguntando si Gintoki tiene poderes mágicos solo por ser japonés. Gintoki robando las katanas de Wade porque “las mías están en el taller”.

Detrás del humor autorreferencial y la acción absurda, se encontrarían dos personajes que, pese atodo, siguen adelante. Rotos, sí. Pero de pie.

El Gintoki realista no necesita una katana para intimidar. Su verdadera arma sería su lenguaje filoso, su sentido de justicia disfrazado de indiferencia, y su capacidad para escuchar a quienes han sido ignorados. Sería ese extraño samurái que se niega a cambiar el mundo, pero que lo cambia igual, a su manera.

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¿La escena final? Gintoki y Deadpool compartiendo un ramen con cerveza barata, hablando de exnovias, agujeros argumentales y si vale la pena salvar a la humanidad otra vez.Deadpool hace un brindis: “Por los héroes sin gloria.” Gintoki levanta su vaso, duda, y dice:“Nah. Por la gente que sigue adelante aunque nadie aplauda.

”Pero más allá del humor, lo interesante sería ver cómo dos figuras tan absurdas pueden, enel fondo, ofrecer algo muy real: una crítica al heroísmo tradicional. Gintoki no es un héroe porque quiere. Lo es porque, cuando nadie más lo hace, él da un paso adelante. Aunque esté descalzo. Aunque tenga resaca y no le paguen.

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