K-On! y la canción que quedó incompleta: un final alternativo cargado de memoria

Yui, Ritsu, Mio, Tsumugi y Azusa reían como siempre, en una tarde cualquiera, después de clases, sin partitura ni aplausos. Yui llegó tarde, como siempre. Ritsu ya estaba comiendo galletas de la caja que Tsumugi había traído. Mio leía en silencio, mientras Azusa afinaba su guitarra por costumbre.

Después de graduarse, las cuatro mayores se marchan a la universidad, Azusa, que siempre fue el corazón disciplinado del grupo, intenta mantener vivo el club por su cuenta, pero el paso del tiempo, suave y cruel, hace lo suyo.

Personajes principales de K-On! Fuente: web.

Las videollamadas se vuelven menos frecuentes, los mensajes tardan más en responderse, los nuevos compromisos académicos van reemplazando los ensayos improvisados, su música se fue apagando como una canción olvidada en una lista de reproducción.

El cumpleaños de Azusa, antes un evento lleno de música y ternura, se convierte en una felicitación a través de una nota de voz apresurada. Mio comienza a centrarse en escribir canciones más personales, alejadas del estilo alegre y desenfadado del grupo, Ritsu se une a una banda universitaria de rock alternativo. Mugi, por su parte, se va al extranjero a
estudiar composición. Yui… Yui se pierde un poco. Las cinco tomaron caminos distintos.

Los años pasan y el salón del club de música ligera se convierte en un rincón lleno de recuerdos. Las nuevas generaciones aún encuentran allí las partituras arrugadas, una taza olvidada con el nombre de Ritsu mal escrito, y una grabadora con cintas viejas donde aún se escucha, muy levemente, la voz de Yui diciendo: “Una más, solo una canción más.” La tetera de Mugi sigue en su estante, con un poco de polvo. La tetera de Mugi sigue en su
estante, con un poco de polvo. Las guitarras han sido guardadas.

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Azusa camina por los pasillos de la vieja preparatoria como si aún pudiera oír las aventuras que pasaban mientras disfrutaban de tocar instrumento que no solo daban música, sino que las hacía compartir su más grande pasión. Esos ecos, sin querer, inspiran a otras chicas a formar sus propias bandas. con esa mezcla de torpeza y amor que siempre los caracterizó.

En una reunión casual, años después, las cinco se encuentran de nuevo. Se abrazan, se ríen, pero saben que esa versión de ellas ya no existe, sabe que, aunque sus caminos se separaron sin escándalo, sin ceremonia; lo que vivieron fue real.

K-On! no fue solo un anime de chicas tocando música. Fue una historia sobre crecer, y cómo incluso las melodías más dulces necesitan madurar las verdaderamente sinceras amistades, se quedan.

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